sábado, 31 de mayo de 2014

Una chica a la antigua

Este es el tercer libro que leí de Louisa. Lo rescaté de una caja olvidada por su dueño en el fondo de una habitación, o quizás lo robé de una estantería donde solo acumulaba polvo y desdén.
Así que cada vez que lo leo me siento culpable.
Es uno de mis libros favoritos. Además, el libro es lindo, ¡muy lindo!


La biblioteca Billiken hacía libros bonitos. A mí, niña chica, me daba gusto mirarlos. Con ilustraciones cuidadosas, firme pero pequeño, ideal para una lectora compulsiva y descuidada. Además, no se volaban con el viento, lo que era muy importante donde yo vivía.
La ilustraciones de Aniano Lisa son preciosas. Yo traté de imitar algunas mientras aprendía a dibujar, claro.
La protagonista es la dulce Polly Milton, una niña de catorce años que viene del campo a pasar unas semanas con su amiga Fanny Shaw, de dulces dieciséis, la afortunada hija de un acaudalado hombre de negocios.
Cuando llega Polly, Nanny no va a buscarla porque llueve, así que el hermano menor de Fanny, Tom, un chiquillo que trata de llamar la atención con un comportamiento insoportable, va por ella.

Polly es tímida, pero no antisocial así que no se hace problema en irse con Tom. Es muy amable con él, pero Tom es medio maléfico, entonces le hace una de sus bromas.
Fanny le recomienda que no se preocupe por él, que su hermano es un caso perdido. Todos lo tratan como caso perdido al pobre, por eso se comporta de esa manera, piensa una, pero antes la gente era así.
Tom hace sufrir a Polly, a Fanny y a la malcriada de Maude, la hermana menor, mientras tratan de hacer melaza una tarde de lluvia. Las cosas no le salen bien, solo consigue un dolor de muelas de antología.

Polly siempre trata de comprender a Tom. Como es una chica de provincia, no le cabe en la cabeza que la gente prefiera tratarse mal antes de quererse, y poco a poco Tom reacciona ante los buenos tratos de ella, aunque de todas formas siempre ama atormentarla. Y es ahí cuando la lectora romántica comienza a tomar calde de cabeza y busca las implicaciones románticas de todo lo que hace Polly con relación a Tom, encontrando bien poco, la verdad. Lo más "emparejable" es cuando Polly, arriesgándose a uno de los enojos de Fanny, se desliza feliz de la vida en un trineo.
Cuando Fanny, en vez de enojarse, piensa que Polly está flirteando con Tom, causa el espanto de la chica a la antigua, la que se niega a seguir divirtiéndose con el muchachín rebelde. Se enojan por un tiempo, pero luego se reconcilian. Tom, gracias a que Polly lo estimula a recitar en voz alta, gana el favor de su padre y un velocípedo


¡Un velocípedo ! Qué cosa más horrorosa

Obviamente que el querido Tom tiene un accidente cuando no hay nadie más que Polly para atenderlo. Y no es que sea demasiada casualidad. La ley de Murphy nos enseña que cuando las cosas pueden salir mal, saldrán peor de lo que nadie pensó.
Tom casi muere y se sosiega un poco. Todos, en general, están más tranquilos por la influencia suave de Fanny. La malcriada Maude es más tierna, la frívola Fanny es más meditabunda y Tom, bueno, no le quedaba otra que tranquilizarse después del accidente.
A pesar de algunas discusiones que han  tenido Fanny y Polly, por las críticas medio crueles que le hace la chica de la ciudad a la campesina, siguen siendo amigas. Pobre Polly, tuvo que aguantar que su amiga quisiera llamarla Marie, que la obligara a estar quietecita todo el día, que no le permitiera jugar con los niños, que la dejara como tercer violín de orquesta cuando andaba con Frank, que la retara por no dejarse levantar o cortar el pelo y agujerearse las orejas, que criticara su ropa, su familia, su manera de pensar, sus actitudes... y aún así Polly siguió siendo su amiga.
Cuando los chicos están más serenos con la vida, aparece el capítulo en que la olvidada abuela de Fanny, la única persona no loca en esa casa, se luce al cien por ciento recordando sus anécdotas de juventud: la fiesta prohibida en un internado, el pseudo ataque de unos ladrones, el saludo de Lafayette y el terrible incidente del veraneo en casa de tía Betsey.
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La abuela termina ese capítulo leyendo dos cartas acerca de lo cansadora que puede ser la vida de sociedad para las jovencitas.

Sin embargo, después de este remanso de paz y tranquilidad las cosas se estropean. Tom, Maude y Fanny intrusean el baúl de Polly, y lo encuentran lleno de "cosas raras", es decir, regalos que Polly ha hecho con ingenio, amor, ayuda de la abuela, y nada nada de plata. Esto es, porque la dulce Polly se quedó sin dinero al comprar unas botitas bronceadas que Fanny la presionó para adquirir. Bueno, eso fue al principio de la visita. Las botitas eran preciosas, la tentación demasiado grande y Polly es humana.
La dulce Polly se enfureció al ver lo que los tres hacían. Y más aún porque ellos estaban leyendo el diario de vida de la chica, donde criticaba a sus amigos, pero finalmente se criticaba ella misma y prometía no ser tan juzgadora con los otros.
Pese a todo esto, los chicos se reconcilian y la fiesta de despedida de Polly es un éxito, aunque ella se sintiera tan triste por no tener vestidos tan elegantes como Fanny y Maude. Bueno, la tristeza le duró poco, gracias a la amabilidad de Tom y sus locos amigos, la necesidad de entretenimiento de Maude y la caballerosidad de Arthur Sydney, que será bastante importante en el próximo libro.
Polly se va feliz y triste. Feliz por volver a su linda casita, pobre pero honrada, y triste por dejar a sus buenos amigos.
Como regalo de despedida, Tom le da maníes y una foto horrible donde él sale con cara de loco.

Y fin. Lindo.
El libro, aparentemente, es pura dulzura: una niña anticuada del campo viene a pasar unas semanas con su amiga de la ciudad. La familia citadina mejora gracias a la fresca influencia de la chica campesina, y todos son felices para siempre.
Al menos, así lo veía yo antes. Pero Louisa es terriblemente franca en el prefacio. El libro no es solo para divertir, sino para criticar a la "chica de la época en curso" que "parece avergonzarse de las buenas costumbres antiguas que hacen a la mujer verdaderamente bella y homenajeada por el sexo opuesto y, por su intermedio, convierte el hogar en un sitio de ventura donde padres e hijos, hermanos y hermanas aprenden a conocerse, quererse y ayudarse recíprocamente".
Es como si estuviera describiendo a algunas de las niñas de hoy, que parecen avergonzarse de ser consideradas niñas buenas.
Polly, además, tiene una capacidad total de resiliencia. Aguanta las pesadeces de Fanny y de las otras señoritas de sociedad, las maldades de Tom, el estar alejada de su hogar, la indiferencia de los dueños de casa, y todo eso lo convierte en ventajas para ella, haciéndose imprescindible para esas personas. Y con pura dulzura.
Como bien dicen, se cazan más moscas con miel que con hiel.
Hay partes picaronas en en texto, más aún si se considera que es un libro "inocente" destinado a niñas preadolescentes, Las chicas del colegio de Fanny comentan, admiradas, sobre una amiguita de dieciséis años, llamada Carrie, que se fugó con su maestro. Dieron tanto que hablar, y ella era tan feliz con las miradas furibundas que le lanzaba la gente, que el padre tuvo que enviarlos fuera del país.
O sea, si Carrie se fugó con su profesor italiano de música, no fue para cantar juntos. Obvio que la pasaron de lo mejor, lo que nos enseña que no solo las chicas actuales saben escandalizar a la sociedad, jejeje,
Polly, además, se parece un poco a otra heroína tranquila de la literatura anglosajona: a Fanny Price, de Moansfield Park, de Jane Austen. Ambas son tranquilas, no les gustan los escándalos, quieren vivir en paz y les agrada ayudar a los demás. Y lo más importante, se niegan a seguir los dictados de la masa y a obedecer a los demás cuando las quieren obligar a hacer o a admirar lo que consideran equivocado. Fanny nunca quiso participar en una obra de teatro que ella consideraba nefasta, y Polly critica una obra de teatro erótica que viene de París, aunque todo el mundo la encuentra maravillosa.
Polly también es capaz de exigir que la respeten cuando se siente maltratada, como cuando los amigos de Fanny no le hicieron el menor caso en la salida al teatro, excepto Arthur Sydney. Ella dice "un verdadero caballero es educado tanto con una niña como con una mujer". NO por ser chica merece menos respeto.
Y por último, rescato la actitud de Polly frente a los flirteos. Los Shaw estaban acostumbrados a pensar en el flirteo como una broma, una tontería, una idiotez, en cierta forma; pero para ella era serio, por eso se enfureció cuando Fanny creyó que, al jugar con Tom en la nieve, estaba coqueteando con él. También critica a la madre de Fanny, que encuentra chistoso que Maude, de seis años, quiera tener novio e imitar tan rápido a los adultos.
En resumen, el mensaje puede ser DISFRUTA EL MOMENTO.
Buen libro. Me lo re-leí en noventa minutos.

Louisa May Alcott

Una de las primeras escritoras en mi vida.
Creo que nunca le di la importancia que tiene.
Empecé leyendo resúmenes de sus libros (que venían en la biblioteca "Apuntes" de Educación Básica, en el siglo pasado) y me hice fanática.
Gracias a la colección "Zig Zag" leí los otros libros juveniles de ella (y también gracias a un hurto de la colección Billiken de una persona que la tenía olvidada en un cajón)
Los libros comentados serán:
1. Una chica a la antigua
2. Una chica a la antigua se enamora.
3. Ocho primos
4. La juventud de los ocho primos.
5. Jack y Jill
6. Bajo las lilas
7. Los hombrecitos de Jo
8. Hombrecitos
9. Las mujercitas se casan
10. Mujercitas
11. Detrás de la máscara
12. Una guirnalda de flores

Hay mucho, mucho material en la red del noveno y décimo libro, pero poco de los otros. Supongo que ella nunca ha estado muy de moda. En fin.